sábado, 8 de septiembre de 2007

Borges Deutsches Requiem

Deutsches Requiem
Aunque Él me quitare la vida, en Él confiaré
Job 13:15

A George Lucas creador de Star Wars*
(Zosias Bernát Löwinger Wertheimer)

Mi nombre es Otto_Dietrich zur Linde. Uno de mis antepasados Christoph zur Linde murió en la carga de caballería que decidió la victoria de Zorndorf. Mi bisabuelo materno Ulrich Forkel, fue asesinado en la foresta de Marchenoir por francotiradores franceses, en los últimos días de 1870; el capitán Dietrich zur Linde, mi padre, se distinguió en el sitio de Namur, en 1914; y, dos años después en la travesía del Danubio. (1) En cuanto a mí seré fusilado por torturador y asesino. El tribunal ha procedido con rectitud; desde el principio, yo me he declarado culpable. Mañana, cuando el reloj de la prisión dé las nueve, yo habré entrado en la muerte; es natural que piense en mis mayores, ya que tan cerca estoy de su sombra, ya que de algún modo soy ellos.

Durante el juicio (que afortunadamente duró poco)no hablé, justificarme entonces hubiera entorpecido el dictamen y hubiera parecido una cobardía. Ahora las cosas han cambiado; en esta noche que precede a mi ejecución, puedo hablar sin temor. No pretendo ser perdonado, porque no hay culpa en mí, pero quiero ser comprendido. Quienes sepan oírme, comprenderán la historia de Alemania y la futura historia del mundo. Yo sé que casos como el mío, excepcionales y asombrosos ahora serán muy en breve triviales. Mañana moriré, pero soy un símbolo de las generaciones del porvenir.

Nací en Marienburg, en 1908. (2) Dos pasiones, ahora casi olvidadas, me permitieron afrontar con valor y aun con felicidad muchos años infaustos: la música y la metafísica. No puedo mencionar a todos mis bienhechores, pero hay dos nombres que no me resigno a omitir: el de Brahms y el de Schopenhauer. También frecuenté la poesía; a esos nombres quiero juntar otro vasto nombre germánico, William Shakespeare. Antes la teología me interesó, pero de esta fantástica disciplina (y de la fe cristiana) me desvió para siempre Schopenhauer, con razones directas; Shakespeare y Brahms, con la infinita variedad de su mundo. Sepa quién se detiene maravillado, trémulo de ternura y de gratitud, ante cualquiera lugar de la obra de esos infelices, que yo también me detuve ahí, yo el abominable.
Hacia 1927 entraron en mi vida Nietzsche y Spengler. Observa un escritor del s. XVIII que nadie quiere deber nada a sus contemporáneos; yo para libertarme de una influencia que presentí opresora, escribí un artículo titulado Abrechnung mit Lukács en el que hacía notar que el monumento más inequívoco de los rasgos que el autor llama faústicos no es el/los misceláneo dramas del mismo nombre  (3) sino un poema redactado hace veinte siglos, el de "Rerum Natura". Rendí justicia empero a la sinceridad del filósofo de la historia, a su espíritu radicalmente alemán (kerndeutsche) militar. En 1929 entré en el partido.
Poco diré de mis años de aprendizaje. Fueron más duros para uno que para muchos otros, ya que a pesar de no carecer de valor, me falta toda vocación de violencia. Comprendí, sin embargo, que estábamos al borde de un tiempo nuevo y que ese tiempo, comparable a las épocas iniciales del Islam o del Cristianismo, exigía hombres nuevos. Individualmente, mis camaradas me eran odiosos; en vano procuré razonar que para el alto fin que nos congregaba, no éramos individuos.
Aseveran los teólogos que si la atención del Señor se desviara un sólo segundo de mi mano derecha que escribe, ésta recaería en la nada, como si la fulminara un fuego sin luz. Nadie puede ser, digo yo, nadie puede probar una copa de agua o partir un trozo de pan, sin justificación. Para cada uno, esa justificación es distinta; yo esperaba que la guerra inexorable probaría nuestra fe. Me bastaba saber que yo sería un soldado de sus batallas. Alguna vez temí que nos defraudaran la cobardía de Inglaterra y de Rusia. El azar, o el destino, tejió de otra manera mi porvenir; el primero de marzo de 1939, al oscurecer, hubo disturbios en Tilsit que los diarios no registraron; en la calle detrás de la sinagoga, dos balas me atravesaron la pierna, que fue necesario amputar (4) . Días después, entraban en Bohemia nuestros ejércitos; cuando las sirenas lo proclamaron, yo estaba en el sedentario hospital, tratando de perderme y de olvidarme en los libros de Schopenhauer. Símbolo de mi vano destino, dormía un gato enorme y fofo (Kardiner).
En el primer volumen de Parerga y Paralipomena releí que todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas; esa teleología individual nos revela un orden secreto y prodigiosamente nos confunde con la divinidad. ¿Qué ignorado propósito (cavilé) me hizo buscar ese atardecer, esas balas y esa mutilación? No el temor de la guerra, yo lo sabía; algo más profundo. Al fin creí entender. Morir por una religión es más simple que vivir con plenitud; batallar en Éfeso contra las fieras es menos duro (miles de mártires lo hicieron) que ser Pablo siervo de Jesucristo; un acto es menos que todas las horas de un hombre. La batalla y la gloria son facilidad más ardua que la empresa de Napoleón fue la de Raskolnikov. El siete de febrero de 1941 fui nombrado subdirector del campo de concentración de Tarnowitz.
El ejercicio de ese cargo no me fue grato; pero no pequé nunca de negligencia. El cobarde se prueba entre las espadas; el misericordioso, el piadoso, busca el exámenes de las cárceles y del dolor ajeno. El nazismo es intrínsecamente, un hecho moral, un despojarse del viejo hombre que está viciado, para vestir el nuevo. En la batalla esa mutación es común, entre el clamor de los capitanes y el vocerío; no así en un torpe calabozo, donde nos tienta con antiguas ternuras la insidiosa piedad. No en vano escribo esa palabra; la piedad por el hombre superior es el último pecado de Zaratustra.
Hombre de memorables ojos, de piel cetrina, de barba casi negra, Leo Naphta era el prototipo del judío sefardí, si bien pertenecía a los depravados y aborrecidos Ashkenazim ¿No estaría loco un hombre que constantemente se figurara el mapa de Hungría? (5)
Mientras tanto, giraban sobre nosotros los grandes días y las grandes noches de una guerra feliz. Había en el aire que respirábamos un sentimiento parecido al amor. Como si bruscamente el mar estuviera cerca, había un asombro y una exaltación en la sangre. Todo, en aquellos años, era distinto; hasta el sabor del sueño (Yo, quizá nunca fui plenamente feliz, pero es sabido que la desventura requiere paraísos perdidos). No hay hombre que no aspire a la plenitud, es decir la suma de experiencias de que un hombre es capaz; no hay hombre que no tema ser defraudado de alguna parte de ese patrimonio infinito. Pero todo lo ha tenido mi generación, porque primero le fue deparada la gloria y después la derrota.
En octubre o noviembre de 1942, mi hermano Friedrich pereció en la segunda batalla del Almein, en los arenales egipcios; un bombardeo aéreo, meses después destrozó nuestra casa natal; otro a fines de 1943 mi laboratorio. Acosado por vastos continentes, moría el Tercer Reich; su mano estaba contra todos y las manos de todos contra él. Entonces, algo singular ocurrió, que ahora creo entender. Yo me creía capaz de apurar la copa de la cólera, pero en las heces me detuvo un sabor no esperado, el misterioso y casi terrible sabor de la felicidad. Ensayé diversas explicaciones; pero no me bastó ninguna. Pensé: Me satisface la derrota, porque secretamente me sé culpable y sólo puede redimirme el castigo. Pensé: Me satisface la derrota porque es un fin y yo estoy muy cansado. Me satisface la derrota porque ha ocurrido, porque está innumerablemente unida a todos los hechos que son, que fueron, que serán, porque censurar o deplorar un sólo hecho real es blasfemar del universo. Esas razones ensayé, hasta dar con la verdadera.
Se ha dicho que todos los hombres nacen aristotélicos o platónicos. Eso equivale a declarar que no hay debate de carácter abstracto que no sea un momento de la polémica de Aristóteles o Platón; a través de los siglos y latitudes, cambian los nombres, los dialectos, las caras, pero no los eternos antagonistas.
También la historia de los pueblos registra una continuidad secreta. Arminio cuando degolló en una ciénaga las legiones de Varo, no se sabía precursor de un Imperio Alemán. Lutero traductor de la Biblia no sospechaba que su fin era forjar un pueblo que destruyera para siempre la Biblia; Christoph zur Linde, a quién mató una bala moscovita, en 1758 preparó de algún modo las victorias de 1914; Hitler creyó luchar por un país, pero luchó por todos, aún por aquellos que detestó y agredió. No importa que su yo lo ignorara; lo sabían su sangré, su voluntad. El mundo se moría de judaísmo y de esa enfermedad del judaísmo que es la fe de Jesús; nosotros le enseñamos la violencia y la fe de la espada. Esa espada nos mata y somos comparables al hechicero que teje un laberinto y que se ve forzado a errar en el hasta el fin de sus días, o a David que juzga a un desconocido y lo condena a muerte y oye después la revelación: Tú eres aquel hombre, muchas cosas hay que destruir para edificar el nuevo orden; ahora sabemos que Alemania era una de esas cosas. Hemos dado algo más que nuestra vida, hemos dado la suerte de nuestro querido país. Que otros maldigan y otros lloren; a mi me regocija que nuestro don sea orbicular y perfecto. Se cierne ahora sobre el mundo una época implacable. Nosotros la forjamos, nosotros que ya somos su víctima. Qué importa que Inglaterra sea el martillo* y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno.
Miro mi cara en el espejo para saber quién soy, para saber como me portaré dentro de unas horas, cuando me enfrente con el fin. Mi carne puede tener miedo; yo no.

Jorge Luis Borges

(1) Es significativa la omisión del antepasado más ilustre del narrador, el teólogo y hebraísta Johann_es Forkel (1799-1846) Bach Breviario 31 que aplicó la dialéctica de Hegel a la cristología y cuya versión literal de los Libros Apócrifos mereció la censura de Hengsenberg y la aprobación de Tuilo y Gemenius (nota del editor).

(2) El Otto_Dietrich que menciona Lukács p.608 afirma: “El nacionalsocialismo – dice este jerarca fascista – no pide al individuo que intervenga en la política. Este arte queda reservado a unos cuantos individuos competentes y elegidos para ello. Pero exige que cada miembro del pueblo alemán piense y sienta políticamente.” Y este pensamiento político “no es algo complicado, confuso y científicamente problemático, sino algo sencillo, claro y unitario”. Dietrich explica a continuación en qué consiste. El “Führer” – aclara – es “el ejecutor de la voluntad del pueblo”, pero no por elección, sino en virtud “de aquella voluntad inmanente de autoafirmación que es inherente, por razones de sangre a cada pueblo”.

(3) Otras naciones viven con inocencia, en sí y para sí mismos como los minerales y los meteoros Alemania es el espejo universal que a todas recibe, la conciencia del mundo (das Weltbewusstein)  es el prototitpo de esa comprensión ecúmenica. No lo censuro pero no veo en él al hombre fáustico 'Faust-Studien' (1940) de la tesis de Lukács.

(4) Se murmura que las consecuencias de esa herida fueron muy graves(nota del editor)

(5) Ha sido inevitable, aquí, omitir unas líneas(nota del editor) "en una carta a Kracauer: 'mi primera impresión fue muy poderosa y profunda. Un pequeño, tendero, incongruentemente judío del este, rubio con una nariz talmúdica y maravillosos insondables ojos'"






5 comentarios:

  1. Crítica a Lenin: Abrechnung mit Lukacs
    No se si me ubico dentro de la historia o no. Me salvé de la ideocracia stalinista gracias al dios (en occidente y en México) llamado Lukacs y su libro El asalto a la razón. Pero he pasado a otra ideocracia no menos terrible la de la sincronía. La primera podría decirse de un modo sencillo consiste en la relación dialéctica que hay no entre la base y la superestructura sino entre la dialéctica y la base. La dialéctica y la dialéctica. El stalinismo clásico es muy simple consiste en 6 de 9 círculos del Tarot. El canon se comprendería así (comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, comunismo y MAP). La otra ideocracia sería la función pitagórica como lo probaría una revista llamada Diagonales. En lo que concierne al leninismo propiamente yo diría usando los términos de Lenin que es conceptualista (por el Begriff) a diferencia de yo mismo que soy deísta, un deísmo personalmente entendido que comprende a cada autor o dios como un concepto. A más de los conceptos propios del autor daría como resultado el placer de la lectura y de la filosofía. Lo contrario de lo que propone Lenin sería el fenomenismo. Pero aquí cabría preguntarse si hay genios de los pueblos fenomenistas o ateos. Como aquellas bromas estudiantiles que nos decían que su religión sería el ateísmo. De ser así los rusos se caracterizarían por ser idiotas pero claro como el de Dostoievski. Del bagaje conceptual de Lenin podemos sacar los siguientes deducidos de Engels, que lamentablemente y a pesar de Lenin nunca tuvo la profundidad de este por no poder superar su condición de materialista burgués. Sus críticas a Feuerbach y Dühring son a autores muy inferiores y no se comparan con la que Lenin hace a Mach. El primer error a mi modo de ver consiste en oponer al materialismo el idealismo y no el espiritualismo o religión. Obviamente desde un punto de vista histórico se puede discutir que fue primero si presocráticos o Socrates pero desde un punto de vista científico está muy claro que se escoger, qué fue primero si la materia o el Verbo. Quiero decir que no tienen sentido teleologías materialistas. Esto viene de la confusión kantiana de creer en la "inaccesible cosa en sí" y llamar al que no lo cree materialista metafísico. Pero el idealismo kantiano y hegeliano más que esto son espiritualismo pasado por el filtro del cristianismo. Otro error terminológico me parece es llamar al empirista, agnóstico o realista ingenuo. Llamarle realista sería volver al medioevo y no como en el caso de Berkeley crear un idioma nuevo tan hermoso que puede decirse que si cada poeta tiene su rosa la de Berkeley sea probablemente la más bella. Además oponer esto al nominalismo, conceptualismo o simbolismo, es ahistórico pues como dice Fuentes en la edad media tenía más importancia la relación entre el dogma y las herejías que las discusiones teológicas. Y aquí me aparto un poco de la escuela de Lenin para entrar a la de Lukacs, pregunto: ¿qué sería si el irracionalismo es la antítesis del racionalismo y a su vez el estructuralismo su superación dialéctica? ¿Qué tan irracionalista Heidegger si consideramos dentro de su lenguaje el concepto de "ser ahí" y lo comparamos con el de "sunyata" (recordemos que el budismo era racionalista)? Por eso pienso que el existencialismo sartreano fue un impasse que a más de criticar el materialismo leninista no comprendió el budismo yéndose radicalmente hacia la "nada" sin detenerse en el "vacío". Y respecto a lo que decía de los lenguajes se ve que ha habido cambios y sin embargo en Mach se puede entrever ya a McLuhan cuando habla del "yo y el medio" no se trata de hacer la analogía entre Sartre y Descartes y de Lenin ya sea con Mani, Porfirio o Plotino. Detesto la teología las especulaciones y el positivismo por igual, pero la mente no lo puede abarcar todo (como que es un reflejo pavloviano). Y así por ejemplo a Althusser que considera que ocupa un valor posicional semejante al de Spinoza yo le diría que quizá dentro de las escuelas marxistas sea así, pero dentro de una visión más global ese lugar probablemente lo ocupe Freud. Del mismo modo, como Lenin utiliza un último término neomecanicista, no me atrevería a decir que la cuestión entre función y dialéctica, materialismo e idealismo esté zanjada, pero sí a continuar con este positivismo mexicano tan nuestro, su historia de la ciencia sin nombres y su nihilismo en lo concerniente a lo musical.


    Dic.-88-Ene.-89 José Pamplona Muñoz

    De Coeurderoy: '¡Hurrah...! ou Althusser par les Hussards

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  2. Sunyata (sánscrito, "vacío"). Término budista que designa una doctrina profesada, en particular por las dos escuelas satyasiddhi (hinayana)y madhyamika (mahayana) y sostenida, en general, por todos los mahayanas. Se dice que fue formulada originalmente por Nagarjuna y aparece claramente expuesta en el Vajracchedika ("Sutra del Diamante"). Se la ha interpretado como un nihilismo o negativismo, pues afirma que la realidad esencial es sunyata, que carece de toda cualidad, aun la de ser sunyata. Sin embargo, muchos budistas sostienen que no es sólo negativa, sino que tiene el aspecto positivo de "esoeidad" ("ser eso"), es decir, lo Absoluto o Incondicionado, inefable para el hombre, que sólo puede aprehenderlo por intuición directa (prajña).
    FUENTE: 'DICCIONARIO DE RELIGIONES' ROYSTON PIKE, E. F.C.E (ADAPTACIÓN DE FROST, ELSA CECILIA) MÉXICO 1960 p.381

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  3. Félix Baéz-Jorge "En este estudio ('El ser y la nada' publicado originalmente en 1943) Sartre examinó las reflexiones de los psicoanalistas en torno al "atractivo que ejerce sobre el niño toda clase de agujeros (...en la arena, en la tierra, grutas, cavernas, cavidades)", interés reiterado que se ha explicado "por el carácter anal de la sexualidad infantil, sea por el shock prenatal, sea, inclusive, por su presentimiento del acto sexual, propiamente dicho". Sartre presenta sólidos argumentos contrarios a tales ideas, señalando que "En sí mismo el agujero es el símbolo de un modo de ser que el psicoanálisis debe esclarecer". Refiere este planteamiento a que "el agujero se presenta rigurosamente como una nada 'que he de llenar con mi propia carne'".
    en 'Lévi-Strauss: un siglo de refelexión' (coord. por Olavarría, María Eugenia, Millán, Saúl y Bonfiglioli, Carlo) ed. por UAM y Juan Pablos Editor México 1a. ed. 2010 p. 187 (nota 1)

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  4. Juan 20:
    24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
    25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
    26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
    27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente.
    28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
    29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste, bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

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  5. Liga INFRA .pdf acrobat Carlo_Saviani_El_Oriente_de_Heidegger_(reseña_de_Marcela_Rodriguez_Loreto)
    https://docs.google.com/file/d/0Bz2rZvEzSj6kTDlQdjVjTkxzZms/edit?usp=sharing
    "Mientras en Oriente ‘el vacío es el nombre eminente’ para lo que Heidegger quiere decir con la palabra ‘ser’, en Occidente la Nada se entendió en sentido nihilista."

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